El gato con botas

 


Cuento infantil del Gato con Botas

Este Cuento Infantil Clásico cuenta la historia de las andanzas de un Gato con botas y su amo.

Había una vez un señor molinero viejecito que tenía tres hijos.

Antes de morir llamó a sus tres hijos -«Escuchad, quiero daros lo poco que tengo antes de irme y os lo voy a repartir»-.

Al mayor le dio el molino, al mediano el burro y al más pequeño le dejo lo último que le quedaba, que era un gato.

Cuando el padre fallecio, los dos hermanos mayores se dedicaron a ganar mucho dinero con lo que le había dejado, mientras el más pequeño cogió una de las botas que tenía su padre se las puso al gato y los dos se fueron a recorrer el mundo.

Cansado el chico, en el camino pararon a descansar.

Mientras el amo estaba dormido el gato le quitó una bolsa la llenó de hierba y dejó la bolsa totalmente abierta.

En ese momento un conejo se acerco asombrado por el color verde de esa hierba y se introdujo dentro de la bolsa.

El gato lanzó de la cuerda y el conejo se quedo pillado dentro de la bolsa.

Se la echó a las espaldas y se fue hacia palacio para dársela al rey -«Vengo de parte de mi amo y señor el marqués de Carabás, que le manda este regalo»-.

El rey muy complacido aceptó la ofrenda.

Un día el rey quiso hacer una fiesta en el palacio.

El gato con botas se percató y se le ocurrió una idea -«¡Amo, amo! «sé cómo podemos que nuestras vidas mejoren, tú solo haz lo que te diga»-.

El amo no sabía muy bien lo que el gato le pedía pero como no tenía nada que perder aceptó -¡Rápido amo! «Quítese toda la ropa y métase dentro del río»-.

El rey y su hija iban en unos carruajes reales y cuando se acercaban el gato chilló -«¡Socorro! ¡Socorro!» ¡El marqués de Carabas se ahoga! ¡ayuda!-.

El rey alarmado por los chillidos del gato fue a ver lo que pasaba.

La princesa se quedó asombrada de lo guapo que era el marqués de Carabas.

Se vistió con ropas del rey y se subió a la carroza.

El gato con botas, anticipandose siempre a las cosas, corrió a los campos del pueblo y rogó a las gentes del pueblo que dijeran al rey que los campos pertenecían al marqués y así ocurrió.

Y después pensó: -Lo único que necesita mi amo es un castillo-.

Así que se acordó del castillo de ogro y fue hacia para allá.

-«Señor ogro, he oido de los poderes que usted tiene pero yo no me lo creo así que he venido a ver si esos poderes son verdad»-.

El ogro enfadado por el escepticismo del gato absorbió aire y ¡zas! se convirtió en un feroz león -«Muy bien» pero eso es muy fácil porque tú eres igual de grande como un león. ¡Pero! ¿a que no puedes transformarte en algo pequeño? ¡En una mosca o mejor en un ratón!-.

El ogro sopló y se transformó en un pequeño ratón y entonces ¡zas! el gato se lanzó sobre él y se lo comió.

En ese instante escucho acercarse las carrozas y salió a la puerta a recibir a su amo -«¡Amo, amo! ¡ vamos entrad»-.

El rey quedó encandilado de todas las posesiones del marqués y le propuso que se casara con su hija y compartieran reinos.

El aceptó y desde entonces tanto el gato como el marqués vivieron felices y comieron perdices.

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