El patito feo

 


Cuento infantil clásico de El patito feo.

Este cuento narra la historia del patito feo, un patito diferente a sus hermanos y como llega descubrir porqué era diferente a los demás.

Érase una vez, en una hermosa granja, una madre pato que estaba incubando sus huevos.

– ¿Cuándo nacerán …?

– Espera, se están moviendo – Los patitos están saliendo.

– Oh, qué hermosos son mis hijos.

– Todos pequeños y amarillos con sus pequeñas plumas suaves – Muy guapos.

– Pero … Falta uno.

 Vaya vaya, este pequeño hijo es tan perezoso.

– Si lleva tiempo, Huy que no sale, nuestro hermanito no sale.

Finalmente, el huevo comenzó a moverse y salió un patito.

Pero no era como si sus hermanos fueran un patito gris y grande, y también torpe y torpe.

Pero… este patito no es amarillo y suave es gris.

No me importa es mi hijito.

Los animales de la granja se burlaron.

– Mirad ahí viene el patito feo, Mirad ahí viene el patito feo.

– Mira allí está el patito feo.

– No los escuches – Si no tiene nada bueno que decir, sería mejor para usted mantener la boca cerrada

– Sigamos adelante.

El patito feo se sintió muy mal porque pensó que porque era grande y gris desgarbado, avergonzaba a su madre y sus hermanos.

Pero sus hermanos y su madre lo querían mucho.

Pronto, su madre comenzó a darse cuenta de que era diferente, pero no le importaba.

El patito feo un día decidió irse pensando que así evitaría los malos momentos para su madre y sus hermanitos.

Viajo muy lejos y se sentía muy solo.

La primavera ha terminado y el invierno llegará pronto.

Una niña lo encontró y lo llevó a su casita con su madre.

Ella le cuidó y le dio pan rallado para comer.

Pero el gatito malo en la casa lo miró con ojos celosos.

– Sal de aquí, patito feo – Este no es tu sitio – Sal de esta casa, fuera.

Llego a un claro en el bosque donde había un estanque de agua clara.

Allí vio algunas majestuosas y elegantes aves de preciosas plumas blancas.

– Hola, querido cisne.

 ¿cisne yo?

– Si… tu eres uno de los nuestros.

Patito feo, vio su reflejo en el estanque.

Sus plumas grises se habían convertido en un hermoso plumaje blanco y brillante.

Sus movimientos ya no eran torpes, sino ágiles y elegantes.

El patito feo se había convertido en un hermoso cisne blanco.

– Oh, es verdad, soy un cisne.

– Vamos cisne, vamos a pasear por el estanque.

– Estoy tan feliz de haber encontrado mi lugar.

De repente apareció la mamá pata.

– Oh, reconozco tu voz, eres mi pequeño hijo.

– Mamá, te he echado mucho de menos.

– hermanito,  crecistes y eres un hermoso cisne. Finalmente has encontrado tu lugar en el mundo.

Los cisnes y patitos vivieron felices para siempre en el estanque.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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