La bella durmiente

 


El cuento de la bella durmiente

Este es el cuento clásico infantil de la bella durmiente. Hace muchos muchos años, vivían un rey y una reina que acababan de tener una preciosa niña y habían organizado una gran fiesta para celebrarlo.

A la fiesta, el rey no sólo invitó a sus familiares y amigos, también invitó a tres hadas bondadosas para que fueran amables y generosas con la pequeña princesa.

En realidad, en el reino habitaban cuatro hadas, pero el rey sólo tenía tres platos de oro, así que tuvo que prescindir de una de ellas.

Al final de la fiesta, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores regalos que pudieron: una le regaló Virtud y otra belleza.

Y estaba a punto de hacer su regalo la tercera, cuando de repente, la cuarta hada del Reino irrumpió en la fiesta, muy enfadada por no haber sido invitada.

Y gritó: HADA¡Cuando la hija del rey cumpla quince años se pinchará con una rueda de hilar y caerá muerta inmediatamente! Dio media vuelta y abandonó el salón.

Todos quedaron atónitos, pero la tercera hada, que no había anunciado su obsequio, se adelantó, y aunque no podía deshacer la maldición, sí podía disminuirla, y dijo: HADAElla no morirá, ¡pero entrará en un profundo sueño por cien años!.

Los años fueron pasando y en el Reino tomaron todas las precauciones posibles, destruyendo todas y cada una de las máquinas hilanderas que había.

Y mientras tanto la princesa crecía como se esperaba: hermosa, modesta y sabia, y todo el que la conocía la amaba profundamente.

En el día en el que la princesa cumplió los quince años, sucedió que sus padres no se encontraban en casa, por lo que aprovechó para curiosear a lo largo de todo el palacio, hasta que llegó a una torre y subió las escaleras hasta arriba del todo.

Allí había una anciana cosiendo en una máquina hilandera, y la princesa le dijo: PRINCESA: ¿Qué es eso que haces? ¿Qué es esa máquina tan bonita? Yo quiero usarla también…

Y la princesa quiso hilar también, pero nada más tocar la máquina, se pinchó el dedo con ella y la maldición del hada vengativa se cumplió al instante.

La joven cayó en una cama y entró en un profundo sueño. Y con ella todo el reino. El rey y la reina se durmieron, y también todos los animales y todos los habitantes del reino.

Durante cien años, muchos jóvenes intentaron traspasar el muro de espinos que rodeaba el Reino, pero ni uno sólo lo consiguió, pues siempre quedaban atrapados por los espinos.

Hasta que el día en el que la maldición llegaba a su fin, llegó un príncipe que oyó a un anciano hablar sobre la bellísima princesa que ya se había ganado el sobrenombre de “La Bella Durmiente”.

A pesar de la amenaza del muro de espinos el príncipe estaba decidido a liberar del hechizo a la Bella Durmiente y todo el Reino.

Y sin embargo, cuando se acercó al muro… ¡vio que estaba cubierto de rosas! ! Y pudo pasar sin problema entre ellas y entrar al Reino sin hacerse ni un rasguño!.

Conforme se acercaba al castillo vio a todos los habitantes y animales del reino tendidos en el suelo durmiendo. ¡Incluso las moscas dormían sobre las paredes cuando el príncipe entró al palacio!.

Y cuando llegó al salón del palacio… ¡el rey y la reina dormían en el trono! Siguió avanzando y llegó a la torre donde dormía la Bella Durmiente.

Cuando subió y vio a la hermosa joven, se quedó mirándola, y no pudo evitar besarla. Y tan pronto la besó, ¡la Bella Durmiente abrió sus ojos! Los dos, enamorados, bajaron juntos al salón, y en ese momento despertaron el rey y la Reina. Y poco a poco toda la corte se despertaba y se miraban asombrados unos a otros.

Al día siguiente se celebró la boda del Príncipe y la Bella Durmiente, y todos vivieron muy felices en el Reino por siempre jamás…

Publicar un comentario

0 Comentarios