La cenicienta

 


El cuento de la Cenicienta

Este es el cuento de la cenicienta. Había una vez una familia muy linda con su papá y su mamá pero con el tiempo la mamá se fue para el cielo, que triste.

Y se quedó el papi solo con la niña. Entonces el papá se volvió a casar y la madrastra de la niña era malísima, sí muy mala.

Con el tiempo, el papi se fue al cielo también, ¡que triste también! Y se quedó la niña solita, solita, con la madrastra y sus dos hijitas, que eran malisísisimas también.

A la niña la pusieron a trabajar muy duro, y como siempre estaba sucia, llena de cenizas, le pusieron Cenicienta.

Cenicienta hacia todas las cosas de la casa. Y Siempre estaba cansada, ¡uf! La madrastra la trataba malísima mal, igual que sus hermanastras.

Un día recibieron en la casa una invitación a un baile en el palacio, el rey del pueblo quería que su hijo consiguiera una novia y esta invitando a todas las familias a un baile en el palacio.

La madrastra vistió a sus dos hijas para ir al baile, pero a Cenicienta no la llevaron porque la madrastra no quería que fuera ella. Entonces Cenicienta se puso muy triste y empezó a llorar ¡aja!.

De repente, llegó el hada madrina y le dijo –hola, Cenicienta, ¿por qué esa cara tan triste?  Y Cenicienta le dijo, –es porque la madrastra mía no me quiso llevar al baile.

Entonces la hada madrina le dio un vestido hermoso, convirtió una calabaza en una carroza, convirtió un perro en un ser humano, convirtió los ratones de Cenicienta en unos caballos y se fueron corriendo.

Pero el hada madrina le dijo algo a Cenicienta: –En medianoche te tienes que ir corriendo en el baile y regresar a la casa porque ahí se acabó el encanto.

Entonces Cenicienta llegó al palacio y todo el mundo la miró asombrado. Y el príncipe bailó con ella, y se enamoró locamente de ella.

Entonces de repente ya era medianoche y Cenicienta se fue corriendo. Y en su huida dejo un zapato.

El príncipe no pudo detenerla, pero si pudo conseguir el zapato de ella, que era un zapato de cristal que le dio la madrina.

Al día siguiente el príncipe le dijo a todo el pueblo que la niña que pruebe esta zapatilla y que le quede se va casar con el príncipe.

Entonces fueron a visitar a la madrastra, a ver si la zapatilla les servía a las hermanas de Cenicienta.

Pero la madrastra encerró a Cenicienta, pero los ratones, que eran sus amigos, buscaron la llave y le abrieron la puerta.

Entonces cuando iban a aprobar la zapatilla, la madrastra la rompió. Cenicienta tenía otra zapatilla, y cuando todos la vieron se dieron cuenta que ella era la chica verdadera.

Entonces, con el caballo del príncipe se llevaron a la Cenicienta el palacio y cuando el príncipe la vio, la reconoció y vio que era su amada, y se casaron.

Y vivieron felices para siempre. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Chao amigos.

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